Anatomía de tu YO DIVINO
- Shambhala Mística
- 8 abr
- 4 Min. de lectura

Esta es una representación gráfica de la forma como se materializa (densifica) nuestro ser divino en un cuerpo físico. Puede llegar a parecer una representación uno a uno, o digamos, lineal, de cómo ocurre el proceso, pero puede ser más complejo que esto.
En realidad, nos parecemos más a un fractal, es decir, somos similares a una estructura fragmentada y aparentemente irregular que se replica a sí misma a diferentes escalas y tamaños. En este plano físico que habitamos, y en los muchos otros en los que probablemente estamos habitando al mismo tiempo, asumimos una "identidad - personalidad - representación" egoica particular que nos permite interactuar con el medio e integrar las experiencias a nuestro banco de memoria. Es como si al mismo tiempo interpretáramos diversos personajes, en distintos escenarios y obras, del festival de teatro cósmico.
Ese ego particular es distinto en cada caso. Ahora mismo, puedes estar aquí siendo quien eres y, al mismo tiempo, otra representación multidimensional tuya es un campesino, una sacerdotiza o un comandante militar en alguna parte del cosmos. Puedes estar en un planeta totalmente arcaico o cruzando la galaxia en una nave espacial. Todo sucede aquí ahora, antes y después.
¿Qué pensarías si te dijera que eres el pasado de tu futuro y el futuro de tu presente? Puede que suene loco, especialmente considerando lo sólido y tangible que se siente el paso del tiempo en este plano tridimensional, pero precisamente esa es parte de la ilusión que venimos a experimentar.
Ahora bien, ¿y qué tiene que ver todo esto con la anatomía de tu Yo Divino? Lo primero es reiterar que esta representación no es lineal ni singular, es decir, es una muestra de tu ser multidimensional que olvidas estando aquí y que no conoces del todo (salvo que accedas a algunas experiencias o meditaciones profundas...).
La realidad en sí misma se "interpenetra", es decir, en nuestra ilusión de separación y realidad (conocida como "maya" en el hinduismo), en la creencia en un "aquí" y un "allá", tendemos a pensar que lo real es solo lo que perciben nuestros sentidos, pero la realidad misma es más amplia que eso.
Cuando meditamos o estamos bajo el efecto de enteógenos, en realidad "no vamos" a ningún lado como a veces parece (otra ilusión), sino que simplemente expandimos la consciencia para poder habitar esas otras vibraciones que "están ahí" y que en nuestra consciencia egoica habitual no somos capaces de presenciar.
Es como si a toda hora tuvieras unos lentes de color amarillo y crees que la realidad se ve toda de ese color, pero cambias de lentes (con medicina - meditación) poniéndote unos transparentes y ya puedes ver todo en sus colores esenciales... incluso, si esos lentes tienen alguna fórmula, puedes ver de cerca o de lejos con más nitidez que antes. Es casi tan simple como eso.
Ahora veamos cada parte cómo se comprende en este esquema. La Presencia YO SOY es la presencia del Padre-Madre Dios (PMD) singularizado a través de cada uno de nosotros; es la conexión directa con la fuente.
El Cuerpo Causal, aunque en esta imagen se ve como un conjunto de anillos concéntricos, en realidad se tratan de esferas en revolución vinculadas una entre sí, como una clase de espectro. El Cuerpo Causal y sus haces de luz de colores, constituyen los atributos divinos del PMD que están destinados a expresarse y contrastarse en la dualidad de la materia. Se dice que cada Cuerpo Causal es único, que tiene una vibración individual.
Si pensamos en nuestro cuerpo energético y su conexión con el Espíritu, El Santo Ser Crístico funciona a la vez como una especie de "transformador eléctrico" / "regulador de voltaje". ¿Cómo es esto?, pues sencillo: Supón que tu Presencia YO SOY opera a unos 10.000 voltios y que tu conjunto alma-cuerpo físico opera en el rango entre 110 y 220 voltios. ¿Te imaginas lo que pasaría si de entrada te conectaras directamente a tu fuente divina? Sería una tremenda descarga eléctrica, con las consecuencias que esto tiene. Todas estas son analogías solo para entender.
Igualmente, el Santo Ser Crístico nos ayuda a mantener viva en nosotros la consciencia de la Presencia YO SOY, porque cuando descendemos a la materia, entre tantos ciclos de encarnación y de vinculación con la rueda del karma, hemos ido "olvidando" esa realidad de nuestro origen divino y alimentamos la idea de "abandono" y separación. Ya tendremos oportunidad de ampliar esto en otras entradas del blog.
El Alma es la semilla de luz que desciende y habita este plano de "dualidad y libre albedrío" a través de un cuerpo o vehículo físico que le permite experimentar y experimentarse a través de otros seres y realidades. Es así como logra ampliar su experiencia de sí misma.
El Alma asume un avatar, un ego ilusorio que le da la sensación de solidez a su experiencia, idea de separación y noción del tiempo lineal para desplegarse en este plano.
Desde luego, la Luz Divina del PMD desciende al alma a través del "cordón cristalino" o "tubo de luz". Este funciona como una especie de cordón umbilical que nos mantiene conectados y alimentados con la fuente. Por eso, en mi caso personal, antes de realizar cualquier canalización, pronuncio la "Oración del Tubo de Luz", para prevenir que haya interferencias o intromisiones en este conducto.
Ya tendremos oportunidad de ampliar la comprensión de este tubo de luz y de sus implicaciones, porque en la ilusión de la materialidad nos olvidamos con facilidad de que está ahí y de la función que cumple.
De aquí la importancia de esta imagen en estos tiempos, porque estamos llamados a recuperar nuestra consciencia crística, consciencia de Krishna o consciencia búdica. Si esa conexión desaparece, nos sentimos como si hubiéramos sido arrojados en este mundo, abandonados en el cosmos y a merced de los elementos. Muchos hemos experimentado esa sensación, ya sea que seamos conscientes o no de ello.
En últimas, no basta solo con conocer cómo se organiza nuestro cuerpo divino, sino también como funciona; esa es la clave que nos corresponde rescatar. La consciencia crística funciona como una fuente de raciocinio e iluminación. Cuando estamos conectados con esta consciencia, la comunicación con nuestra Divina Presencia YO SOY fluye con naturalidad y parece que hiciéramos milagros, tenemos de nuevo una vida iluminada y fluida.
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